Mi hijo ha sacado un dos en el examen de historia. Él se encuentra jugando a la consola, porque los martes por la tarde le dejo jugar una hora.
Mi reacción mas inmediata es subir lo más rápido que puedo y preguntarle que si no tiene nada que contarnos. Estoy tremendamente enfadada y decepcionada, primero por omitir el incidente y luego por el suspenso.
Yo no me tranquilizo y eso lo muestra mi cuerpo entero. Mi marido toma las riendas y le pregunta que ha sucedido varias veces, hasta que por fin contesta que ha tenido ¡¡¡90 faltas!!!