Me sorprendió leer sobre cómo hay tanto porcentaje de niños medicados a tan corta edad, pensar que tan pequeños pueden ser dependientes a fármacos es algo impresionante. En una ocasión me enteré que un alumno a sus 4 años tenía medicado desde el año y medio, situación que nos tuvimos que enterar porque el niño estaba presentando problema sociales y académicos. Por lo que esto me sorprendió porque obviamente la mamá no quería que supiéramos sobre la condición de su hijo y mi gran duda fue ¿realmente es posible diagnosticar a un niño de año y medio y además tenerlo medicado? Y como decía el documento, que tanto la actividad del niño es algo normal en su desarrollo, pero ahora en la actualidad queremos que los niños y niñas estén tranquilos, se buscan actividades para tenerlos ocupados y cuando no lo están ellos piden movimiento y se cree que eso no tendría que pasar. Por eso creo que en muchos casos hay malos diagnósticos ya que se busca que el niño o niña solo esté "en paz" y no en todos los casos se hacen evaluaciones interdisciplinares para saber si es necesario, ya que el etiquetar a un niño con algo, es una situación muy fuerte tanto para ellos como para la familia y no debería tomarse esto tan a la ligera.

La lectura de este documento me parece un alegato en contra del tratamiento farmacológico del TDAH. Es cierto que el problema de fondo que plantea es real, sobre todo en Estados Unidos, pero también creo que utiliza esta información para influir en los padres. El TDAH es una enfermedad mental incluida en el DSM-5 con un tratamiento multimodal, que incluye fármacos. Mi opinión es que igual que los padres podemos o no (aunque no solemos hacerlo) cuestionar la prescripción médica sobre un herpes, infección o amigdalitis, debemos actuar igual ante la propuesta por parte de los profesionales sobre cual es el mejor tratamiento para nuestros hijos. No obstante, estoy de acuerdo en cuanto a que tanto los docentes, como pediatras y familias deberían contar con la formación y información suficiente para desempeñar con eficacia sus correspondientes roles.

Opino que el lugar de las familias es muy complicado. No siempre se tienen los recursos personales para poder buscar la información veraz y más coherente con el caso de un hijo o hija y muchas veces se vuelve tarea imposible. Cómo saber en quién confiar y saber qué es lo mejor??
Personalmente creo que las etiquetas no son algo malo en sí, ya que no deberíamos quedarnos con ellas en sí mismas sino en lo que suponen para ayudar a esa persona y dotarle de los recursos necesarios para afrontar situaciones que pueden ser más difíciles en su caso. Creo que aunque la medicación puede formar parte de un tratamiento del TDAH como intervención multimodal, sí creo que hay primero toda una serie de intervenciones y estrategias que pueden llevarse a cabo y que pueden tener muy buenos resultados. Vivimos en una sociedad que vive deprisa y que quiere solucionar las cosas rápido y sobre todo sin mucho esfuerzo, por lo que es más fácil medicar que por ejemplo llevar a cabo una terapia de conducta que requiere más esfuerzo y compromiso. Creo que esto es un gran problema social que en todo caso no sólo afecta a este tema que nos ocupa sino generalmente a todo el sistema sanitario, y mucho más cuando nos referimos a problemas de salud mental.
Por otra parte, y llegando al caso que fuera necesaria algún tipo de medicación sí debería hacerse con un control escrupuloso para la protección y la salud de los niños y niñas no sólo a corto plazo sino también teniendo en cuenta la repercusión que esa medicación pueda ocasionar en su vida futura.

Ser mamá de un hijo hiperactivo puede ser una experiencia difícil en cuanto a las decisiones que se deben de tomar.
Por un lado, está la tendencia natural de no medicar a ningún niño con las medicinas tan fuertes como las usadas para el tratamiento de TDAH como el metilfenidato y por otro está la situación real del niño que provoca mucha tensión en la familia, presenta problemas de conducta en la escuela y retraso en su formación académica , lo cual le trae poco a poco también un problema de autoestima.
Me parece que no hay respuestas globales positivas o negativas, sino que cada caso es particular, por lo que los padres tendríamos que estar abiertos a lo que los médicos como los pediatras y los psiquiatras nos aconsejen. También estar abiertos a tomar toda la asesoría posible para tener un amplio abanico de tácticas para ayudar a nuestros hijos. Es decir, tendríamos que aceptar que nuestro hijo es neurodivergente y que necesitamos prepararnos para sacarlo adelante con éxito.

Me he quedado un poco perpleja al leer este folleto. Es cierto que hay una cierta percepción de sobremedicación con el TDAH, pero no conozco los datos objetivos. Creo que lo más importante es dejarnos asesorar para profesionales, que van a tratar cada caso. Si no estamos conformes con lo que nos han dicho, podemos pedir una segunda opinión, pero creo que ahora el tema de la medicación está controlado, y si un profesional te lo recomienda, debe ser porque a tu hijo le hará un bién. Además, segun tengo entendido, hay muchos tipos de medicación y se puede ajustar muy bien la dosis para que cada caso esté bien controlado y regulado. Es cierto que hay algunos casos que seguramente no hace falta medicación, pero siempre debemos fiarnos de fuentes ciertas. Creo que, como ha dicho mi compañera Esther, este folleto utiliza el miedo a la medicación para hacer presión a las famílias a que no den mediquen a sus hijos con TDAH.
Creo que es un tema delicado, y debemos consultarlo y fiarnos siempre del especialista.

En la actualidad aun emergen opiniones en contra del tratamiento farmacológico para el TDAH. En la literatura se justifica de forma clara la eficacia del tratamiento farmacológico y cómo ésta aumenta si se administra junto a otras terapias. Cuando un especialista justifica un diagnóstico lo hace con base científica, por lo tanto, lo más apropiado es aceptarlo e intervenir lo antes posible. Por supuesto que los padres tiene derecho a dudar del diagnóstico, pude que por no tener la información suficiente, por tener una visión negativa del mismo debido a medios divulgativos que estén en contra... lo más oportuno, que ya hacen muchas familias, es solicitar una segunda opinión y/o hacer psicoeducación.

Considero que a día de hoy el TDAH es un trastorno socialmente muy perjudicado, ya sea por falta de información (personas que no quieren informarse de lo que están hablando) o bien, por la cantidad de diagnósticos que cumplen los criterios de TDAH y que, de alguna manera, plantean ciertas dudas sobre cómo se está diagnosticando, sus manifestaciones y como se trata. Desde mi punto de vista, existe a día de hoy un exceso de diagnósticos de TDAH porque resulta fácil entender ciertos comportamientos bajo este espectro. Aún y así, a pesar de considerar que existe sobrediagnóstico, no existen dudas (bajo mi parecer) con respecto a la existencia de este trastorno y de lo importante que es, tanto un buen diagnóstico como una buena intervención. Con respecto a la lectura, me ha producido sentimientos encontrados. Por una parte, creo que la idea de lo que quiere transmitir es fundamental y tiene que hacerse extensivo a todas las familias: conocer con profundidad todos los posibles caminos que existen para llevar a cabo un buen tratamiento y tomar las mejores decisiones es esencial. En este sentido, estoy totalmente de acuerdo con lo leído. De todas formas, considero que la forma en que la lectura sumerge al lector a llevar este camino de informarse, sugiere también otras ideas que pueden ir en contra de esto mismo. Por un lado, me ha dado la sensación de que el autor deja a los profesionales y expertos en el campo en una posición algo delicada. Tal y como yo lo he percibido, da la sensación de que son seres que de forma obligatoria acabaran llevándote por el camino que ellos desean sin tener en cuenta las necesidades del niño/a y que esto necesariamente implicará el uso de fármacos en algún momento determinado o, desde el inicio. Por otro lado, utiliza una información estadística (muy relevante pero muy condicionante) para condicionar y alarmar del uso de fármacos a los familiares. Yo soy partidaria de abrir la puerta al tratamiento farmacológico siempre y cuando se hayan agotado todas las vías de tratamiento y aún y así el niño/a no mejore y siempre, sin excepciones, resolviendo todas las dudas de los padres, derivándolos a un/a psiquiatra para que puedan conocer todos los riesgos, indicaciones y contraindicaciones de una decisión como esta. En definitiva, considero que la forma en la que el autor expresa sus ideas puede generar un impacto muy negativo en el colectivo encargado de diagnosticar este tipo de trastorno así como de las diferentes rutas que se plantean al diagnosticar un TDAH. Considero que el trasfondo de lo que plantea no está alejado de mi parecer (informar, escoger bien, tomar buenas decisiones e informadas y tratar / ayudar) pero que la forma en que lo transmite es muy perjudicial.

Espeluznante! y cuánto daño hace esto a las familias y a las personas diagnosticadas de TDAH.
y los videos de los negacionistas.... sin palabras. En definitiva este tipo de (des)información contribuye a la incomprensión y frustración por las personas afectadas por el TDAH (pacientes y familiares).

Salut!