Las cifras de estas noticias revelan que algo no va bien en cuanto a la salud mental se refiere.Si que es cierto que estamos empezando a ser más conscientes del problema que hay, que los profesionales estamos propagando mayor información a través de las redes sociales para llegar a más personas, que desde los colegios se comienza a hacer alguna dinámica de resolución de conflictos o de gestión emocional... pero esto no es suficiente.
Pienso que aún no se le da a la salud mental la importancia que tiene, no lo vemos como algo esencial, sino como algo secundario, por lo que nos han enseñado a dejarlo pasar y aguantar. Hay que seguir trabajando y luchando para que la salud mental se llegue a normalizar del todo, para que se dejen a un lado los tabúes, para que los niños y adolescentes sepan que tienen que pedir ayuda, que igual que cuando les duele la rodilla se lo dicen a sus padres enseguida, con la salud mental debería ser igual.
Como alguna de mis compañeras ha dicho, y con lo que estoy totalmente de acuerdo es en que creo que una buena manera de empezar a hacer frente a estos problemas sería poner como asignatura principal inteligencia emocional o una asignatura donde los niños y adolescentes aprendiesen a manejar su estrés, a gestionar adecuadamente sus emociones, donde se trabajase la resolución de problemas, la empatía, la autoestima, aspectos importantísimos para nuestro día a día y que no se le dan el valor que merecen. Además de por supuesto invertir en programas de prevención que ayuden a disminuir las cifras tan escalofriantes de las que hablan.