Más que una duda esto es un pensamiento "en voz alta". Me planteo hasta que punto es útil el hecho que se vayan cambiando los nombres de las etiquetas diagnósticas con tanta frecuencia. Pienso que esto crea confusión y en ocasiones esto se convierte en un obstáculo para poder proporcionar los apoyos necesarios a los colectivos que lo requieren.
Vuelvo a poner el ejemplo de los colegios, ya que es el entorno donde yo trabajo. Nosotros seguimos utilizando las etiquetas antiguas (ej. dislexia, disgrafía) para comunicarnos porqué es una etiqueta más corta y que el profesorado conoce. Yo personalmente siento cierta ambivalencia al respecto ya que no estamos utilizando la terminología "correcta" o más actual pero por otro lado quizás es más efectivo no confundir al profesorado con nuevas terminologías que desconocen.