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Intercambios personales negativos. Patrones agresivos

Intercambios personales negativos. Patrones agresivos

de Susana Seoane -
Número de respuestas: 3

Los castigos y gritos, un estilo educativo autoritario y/o negligente pueden actuar como reforzadores negativos hacia el niño por lo que aumentan las conductas desafiantes. Estos intercambios interpersonales negativos refuerzan y retroalimenta, a su vez, el  patrón agresivo del niño y de los padres. A menudo es imposible determinar si fue el comportamiento del niño el que llevó a los padres a comportarse de un modo más hostil hacia el hijo, si la hostilidad de los padres condujo a los problemas de conducta del hijo o si hubo una combinación de ambos.

Entiendo que las factores etiológicos no determinarán el diagnóstico pero sí nos permitirá establecer las bases para la intervención.

Gracias

Susana


En respuesta a Susana Seoane

Re: Intercambios personales negativos. Patrones agresivos

de isa Vargas -
Hola,

Susana, como bien dices, por medio del refuerzo negativo se puede mantener un patrón coercitivo. Estudiar las interacciones que se dan entre padres e hijo mediante un análisis funcional de la conducta es básico para realizar un pla de tratamiento adecuado y óptimo para cada caso.
En respuesta a isa Vargas

Re: Intercambios personales negativos. Patrones agresivos

de Fátima Gallardo -
Quería exponer a colación de este hilo que habéis abierto relacionado con la actuación de los padres y decir que me he quedado de piedra con el vocabulario que usan los padres del vídeo para referirse a sus hijos; que si son insufribles, insoportables etc. Y ver como los padres de Peter están ya hablando que saben que en el futuro terminará delinquiendo y en la cárcel... me ha puesto los pelos de punta. triste
En respuesta a Fátima Gallardo

Re: Intercambios personales negativos. Patrones agresivos

de isa Vargas -
Es cieto Fátima que estremece sentir esos comentarios. Esto nos ha de ayudar a ver cómo es de importante la psicoeducación del trastorno, la intervención familiar y el análisis de las dinámicas disfuncionales que se establecen. Todo ello, sin dejar de comprender el grado de desesperación que pueden sentir las familias. Si recogemos estos datos, atendiéndolos para orientar nuestra intervención en esta dirección, las familias pueden mostrarse más colaboradoras y facilitar el buen pronóstico. Gracias por compartirlo.