La adquisición de la autonomía en los niños con TDAH es todo un reto, como algunas apuntabais. La complejidad del trastorno y la inmadurez en el desarrollo de las funciones ejecutivas de estos niños, juegan un papel relevante en el desarrollo de los hábitos de autonomía. Las funciones ejecutivas, localizadas en la zona prefrontal del cerebro, son “el centro directivo del cerebro” (Barkley), nos permiten autoregularnos, desarrollar conductas orientadas a metas, y ser más eficaces. Los cuatro ejes, la memoria de trabajo, el lenguaje interno, la autoregulación de las emociones y la reconstrucción guían este proceso. Podemos observar cómo se activan estas funciones atendiendo por ejemplo el desarrollo de un hábito de autonomía, como el de “vestirse”. El niño debe atender que llega el momento de hacerlo (norma), y recordar la secuencia (memoria de trabajo), poder darse autoinstrucciones que dirijan su comportamiento hacia este hábito “primero ponte la camiseta” (lenguaje interno) favorecen su desarrollo. La persistencia, inhibición ante otros estímulos apetecibles, resistencia a la frustración es imprescindible para que se mantenga (autocontrol emocional), y el aprender de las experiencias pasadas para realizar el hábito, planificándolo y desarrollándolo con éxito va a ocasionar sin duda un avance en su adquisición (reconstrucción). Si reflexionamos sobre la cuantía de hábitos que realizamos diariamente y la interacción de las funciones ejecutivas entre ellas, podemos imaginarnos el calibre de esta afectación.
El desarrollo de los hábitos de autonomía hará que el niño sea más competente y tenga ímputs más positivos, éstos a la vez le generarán la confianza para seguir aprendiendo y adquiriendo nuevos hábitos. Cómo bien apuntabais, cuando el niño tiene dificultades para la adquisición de los hábitos de autonomía, es necesario la comprensión, la psicoeducación se hace crucial para trazar un camino de esperanza, ánimo y positivismo. Las metas deben ser realistas, definidas según el nivel de dificultad actual (zona de desarrollo próximo , Vigotsky) para ajustar las ayudas y el acompañamiento acorde al grado de autonomía, que paulatinamente se irá retirando para establecer nuevas metas. En este proceso todos somos responsables, es imprescindible el trabajo interdisciplinar, de padres, maestros, psicólogos, CDIAP, etc.
Gracias por vuestras aportaciones, con ellas, estamos más cerca de este reto.
El desarrollo de los hábitos de autonomía hará que el niño sea más competente y tenga ímputs más positivos, éstos a la vez le generarán la confianza para seguir aprendiendo y adquiriendo nuevos hábitos. Cómo bien apuntabais, cuando el niño tiene dificultades para la adquisición de los hábitos de autonomía, es necesario la comprensión, la psicoeducación se hace crucial para trazar un camino de esperanza, ánimo y positivismo. Las metas deben ser realistas, definidas según el nivel de dificultad actual (zona de desarrollo próximo , Vigotsky) para ajustar las ayudas y el acompañamiento acorde al grado de autonomía, que paulatinamente se irá retirando para establecer nuevas metas. En este proceso todos somos responsables, es imprescindible el trabajo interdisciplinar, de padres, maestros, psicólogos, CDIAP, etc.
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