Hace un par de semanas me encontraba en una tienda cuando un hombre entró a robar con un cuchillo en mano. Ante tal situación, mi mente entró en un pensamiento repetitivo de ¿qué hago? a la vez que mi cuerpo se quedó paralizado y en un nivel de nervios que subió de 0 a 100 en pocos segundos. Todo fue muy rápido y nada más acabar, la respuesta cognitiva fue ayudar a la dependienta, llamar a la policía y explicar todo lo visto a los agentes. La respuesta fisiológica era de mi cuerpo temblando pero a nivel motor muy acelerada. Al llegar a casa y explicar lo sucedido a mis familiares, la respuesta de mi organismo fue muy distinta, fluyó todo lo fisiológico y emocional con lloros, ansiedad, respiración muy agitada... por mi sorpresa a la vez que miedo y rabia ante lo vivido. También surgió lo cognitivo, pensando que, por suerte, tanto la dependienta como yo estábamos bien.
Esta situación me hace reflexionar sobre las diferentes respuestas de nuestro organismo según el momento, el lugar, con quien estamos acompañados… Para mí no fue lo mismo el primer momento de paralización por supervivencia que una vez pasa todo el miedo y te activas al máximo para ayudar, que el momento posterior en casa en el que el cuerpo se relaja y la mente acepta y asume lo vivido.