Creo que es clave observar el patrón que produce la conducta inflexible o la cólera del niño, saber prevenirla. Conociendo el origen, podemos diferenciar entre causas externas que podemos evitar m, o a causa de que se le pida al niño un conducta concreta. Si estamos ante la segunda situación, debemos valorar la importancia real de exigir esa conducta, para valorar si es mejor no exigirla por el momento o hacer un plan de gestión de esa petición, para que el niño la vaya g
Aprendiendo a gestionar cada vez mejor, con el apoyo y la comprensión de sus referentes ( cambiando los referentes el enfado o frustración, que acaban trasladando al niño, por una actitud comprensiva y de acompañamiento.

La observación es clave, muchos padres durante la entrevista nos dicen cuales son los momentos o que desencadena el conflicto (Ej. Se pone mal cuando le doy una orden mientras el está jugando en la tablet) y el poco entendimiento de saber identificar cual es el desencadenante y recurrir a técnicas que han funcionado en el pasado, hace más difícil la dinámica familiar.

La clave es encontrar las causas que provocan estas situaciones de irritabilidad, y así evitarlas en el futuro. Lo que ocurre es que cuando ya se pierde el control, es muy difícil frenar las actuaciones del niño, y lo mejor es dejar que finalice su arrebato, para intentar dialogar con él cuando esté calmado.

En mi opinión, el principal problema es el diagnóstico e intervención tardía que se realiza al paciente. Existen características que dan señales que algo ocurre en la conducta del niño pero no se atiende en el momento indicado lo cual provoca que se intensifique con mayor intensidad y rapidez. Asimismo, otra barrera sería la falta o mala ejecución de estrategias adecuadas ya que éstas facilitarían la mejora de la conducta del niño. Cabe resaltar que la falta de conocimiento sobre estos aspectos perjudicaría el progreso del paciente. Por ello, es primordial que los padres identifiquen algunas características o patrones diferentes y/o particulares de sus hijos para que se atienda prontamente.

Lo difícil es querer entender que no solo el niño tiene el problema, el identificar los detonantes y no realizar nada para evitarlos también es un problema, tanto padres como hijos crean rutinas o formas comunes para responder el niño se enoja por ser castigado y el padre se enoja porque el niño no entiende porque se le castiga. Buscar detonantes puede prevenirlo, establecer rutinas o planes diarios es una herramienta útil para evitar conflictos, una vez identificados podemos dar mayor énfasis a la previsión del problema.