Al observar el ciclo, veo que el bajo autocontrol, la impulsividad y la poca claridad de pensamiento, restringen o imposibilitan al niño a tener una conducta adaptativa (que se señala como plan de acción en la lámina), además de lo que se ha ido presentando en las láminas previas como la dificultad de visión retrospectiva o la incapacidad de aprender de los errores hace que el niño sea poco autorreflexivo y no pueda detenerse (impulsividad) para buscar una solución adecuada al problema. Explicado esto en una situación hipotética: el niño inflexible y colérico juega con el hermano, el hermano no quiere prestar el juguete con el que está jugando, el niño se frustra, en seguida pierde el control, la impulsividad -aquí como no se detiene a pensar, no hay claridad de pensamiento y tampoco plan de acción- le lleva a pegarle a su hermano y arrebatarle el juguete.

Los niños coléricos e inflexibles presentan ante una situación frustrante una reacción de alta intensidad emocional mostrando dificultad para mantener la calma. Ante esta alta frustración se muestra una baja capacidad de autocontrol emocional que a su vez está relacionado con la alta impulsividad que presentan estos niños, lo cual tiene como consecuencia una debilitación cognitiva o falta de claridad de pensamiento (problemas para recordar consecuencias anteriores) teniendo respuestas más desorganizadas y llegando a ser en ocasiones verbal y físicamente agresivos. Lo más funcional y adaptativo sería resolver estas situaciones frustrantes de un modo racional y mutuamente satisfactorio y para lograrlo según Greene, hay que llevar un plan de acción mediante la definición del problema, explorar de que manera se resolvió anteriormente y elegir cual de esas soluciones se adecua mejor al problema que presenta el niño.
Como profesionales me parece importante explorar con los familiares las soluciones que han intentado realizar y ayudarles también a encontrar e intentar nuevas intervenciones junto con el niño para trabajar en equipo y poder reflexionar de manera consciente sobre los sentimientos que cada uno tiene cuando suceden estos episodios de cólera y que es más adaptativo y menos adaptativo ante la situación problema. La auto reflexión de estas situaciones me parece clave para que el niño logre detectar como funciona y como cambiar esos patrones que le traerán consecuencias muy positivas. 

Está claro que los niños inflexibles-coléricos presentan dificultades ante la gestión de problemas y frustraciones. Entender estas dificultades nos predispone a poder trabajar mejor y más adecuados a sus necesidades.
El bajo nivel de tolerancia a la frustración, el bajo autocontrol, la impulsividad, baja claridad de pensamiento, no poder proveer las consecuencias de los propios actos y el bloqueo ante la planificación de acciones que resuelvan... nos llevan a una gestión no adecuada, a una manifestación de la conducta (física, verbal) en respuesta totalmente dimensionada a la causa. Son niños que presentan unas necesidades concretas y mucha dosis de paciencia, autocontrol, gestión y buen hacer por parte de los adultos que están con él. Llegar a un buen trabajo con estos niños recae en un muy buen hacer de los que le acompañan.

La dificultad persistente para gestionar problemas de frustración es su carta de presentación conductual, la rigidez de acciones permanentes conlleva a que los episodios de frustración sean de la cotidianidad del individuo, el protagonismo de la familia con gran nivel de persistencia y modificación de acciones diarias sin desfallecer brindara una mejor perspectiva evolutiva, trabajar en pequeños pasos abordando los errores permanentes, las dificultades que se dan por no saber expresar las emociones, los cambios, rutinas muy marcadas, no acceder en primeras de cambio a tratar intentar hacer algo por muy simple que sea dando como consecuencia explosicion conductual, incremento desproporcionado de ira, verbalización y acciones hostiles, frustración e más, no se piensa razona ni actua como corresponderia.

Los problemas que pueden aparecer son los bloqueos emocionales que hacen que haya un pobre autocontrol, impulsividad, incapacidad para hacerse preguntas para cambiar ciertas situaciones. Rigidez de pensamiento, culpar a los demás de sus problemas, distorsionar la realidad hasta el límite que es difícil empezar a tirar del hilo para llevar la situación a una zona neutra.
Dificultará más si no tenemos consciencia plena del problema y la templanza suficiente para poder comprender, ayudar y poder dialogar para suavizar la situación y reconducirla