Descripción de la situación: Estoy hablando con un niño de 7 años. El niño no entiende mi reacción ante sus palabras. Él se bloquea y se enfada.
VERBAL: Le digo al niño: “Estoy llorando y riendo de felicidad, no estoy triste ni enfadada. Es muy bonito lo que me has dicho.”
MOTORA: abrazo al niño para acortar la distancia y le contesto mirando a los ojos.
FISIOLÓGICA: dejo de llorar.
EMOCIONAL: preocupación
COGNITIVA: Pienso que el niño ha malentendido mi primera respuesta y le puede afectar negativamente.
En esta situación en la que me encuentro hablando con un niño de siete años, mi conducta se desarrolla a través de lo que pienso, siento, digo y hago. Mi reacción o respuesta es visible y no visible. Es decir, visible porque reacciono de manera motora abrazando al niño y acortando la distancia poniéndome a su altura. También es visible en este caso porque a nivel fisiológico dejo de llorar. Y a nivel verbal explico qué significaban mis lágrimas y mi risa. Mi reacción no visible en esta situación es mi preocupación a nivel emocional. Ya que a nivel cognitivo, me preocupa cómo el niño se pueda sentir malinterpretando mi respuesta anterior y cómo esto le puede afectar a él.
Para describir esta situación he explicado todos los elementos por separado pero desde mi punto de vista, creo que todos estos elementos de la conducta están íntimamente relacionados e interconectados entre sí. Interfieren entre ellos.