Hace años fui asaltado. Estaba en un autobús, en la fila trasera, sin salida y el atracador se sentó cerca de mi. Mi primera reacción fue de miedo, sentí ganas de huir, pero como dije tenia la salida bloqueada. Me quedé inmóvil como paralizado, como si no fuera conmigo. Todas estas reacciones las pude analizar después, pero en el momento ocurrieron sin más, instintivamente... Empecé a pensar que podía hacer... Muerto de miedo y temblando le pedí al atracador que se tranquilizara, que le iba a dar todo cuanto tenia.
Entre tanto había ganado tiempo, me había podido fijar en cómo era el atracador y valorar que no representaba un verdadero peligro, además el autobús estaba relativamente lleno de gente y fuera había policía. Seguí hablando con él y cuando noté que bajó un poco la guardia, me abalancé sobre él gritando y pidiendo ayuda al resto de pasajeros. Entre todos le hicimos bajar del autobús. Dio resultado, aunque en la distancia pienso que fui un poco temerario.